El método de negociación Harvard en el que las dos partes cooperan para
conciliar y satisfacer sus propios intereses es considerado el más eficaz,
porque además de alcanzar todos o parte de los intereses con los que se
concurre a la negociación se ha creado una relación constructiva que puede ser
beneficiosa en el futuro para todas los intervinientes, éste método ganar-ganar
(win/win) se contrapone a la solución ganar-perder. Una solución ganar-perder
sirve solamente una vez, pues el perdedor no quiere volver al negocio y es muy
posible que la tenga “guardada”: fugas de clientes, quejas y reclamaciones,
desconfianza y generación de conflictos. En mi experiencia profesional he
podido constatar que movernos en escenarios donde se integren las estrategias
de negociación construye un beneficio fructífero porque además de alcanzar
parte o todos los acuerdos y crear una relación constructiva se ha conseguido
también enriquecer el yo personal. ¿Por qué perder si los dos podemos ganar?
Sin olvidar que debemos controlar la técnica negociadora, y la ética de
los negocios defiende el respeto mutuo, la realidad no es siempre así y no es
interesante ni enriquecedor entenderlo como un juego de competición en el
comportamiento de negocio, sino como una cooperación en el que las dos partes
intenten satisfacer el mayor número de intereses comunes. Con éste criterio
quiero aportar una serie de herramientas y técnicas que iré desarrollando en
éste blog y que deseo que os ayuden a controlar las emociones propias y las de
la otra parte con elementos diferenciados basados en la aplicación de técnicas
de PNL (programación neurolingüística) e inteligencia emocional. Saber
controlar tus emociones y conocer cómo se comporta tu interlocutor o qué canal
perceptivo utiliza para comunicarse te acerca y te ayuda a enfrentarte a una
situación negociadora donde debe prevalecer siempre el respeto hacia el otro.
Lo que diferencia un mundo empresarial competente es el manejo correcto
del impacto e influencia para detectar cuál es la estrategia negociadora de la
otra parte, si conocemos qué es lo que quiere y sabemos manejar esa información
para conseguir sus objetivos tenemos una gran parte del recorrido.
Para desarrollar las competencias de lo que se considera “un
buen negociador” la inteligencia emocional nos aporta los siguientes
componentes y que en la práctica con las
bases psicológicas de un buen negociador;
- Autoconocimiento: El primer paso es conocerse a uno mismo, tus fortalezas y oportunidades de mejora, formas de actuar frente al miedo, euforia o ansiedad y saber qué estímulos provocan esos comportamientos.
- Autocontrol: En lugar de poner barreras a estímulos que te debilitan, busca comportamientos y estímulos positivos que te generen motivación.
- Empatía: Es esencial ponerse en el lugar del otro a través de comportamientos observables, desde el punto de visto objetivo y emocional. Un buen negociador debe saber leer los sentimientos, aunque esto no significa ceder a las pretensiones del otro. Al empatizar se logra asertividad.
- Asertividad: Cuando se llega a éste punto, ambas partes están más predispuestas a conseguir un acuerdo satisfactorio.
La disociación emocional es una habilidad muy importante que hay que
saber gestionar, como por ejemplo los enfados ante un comentario o perder el
control. Es esencial tener el control de tus propios recursos y saber qué hay
detrás de las palabras, gestionando las relaciones grupales del entorno y
conociendo cómo es tu interlocutor y qué canales de comunicación utiliza.
¿Cómo es tu interlocutor?
Según la PNL todos tenemos un patrón de comportamiento que favorece que
desarrollemos más un canal de percepción de la realidad que otro: visual,
auditivo o kinestésico. Debemos planificar el control de nuestras emociones y
detectar cómo es un negociador en función del canal perceptivo que utiliza con
mayor frecuencia, hay personas que utilizan con mayor frecuencia unos sentidos que otros en sus percepciones, si detectamos qué canal emplea nuestro interlocutor en la negociación, y observamos cómo se comporta podemos adaptar nuestras argumentaciones a cada uno de ellos
¿Cómo detectar un negociador visual?
Los
visuales mantienen las distancias, hablan muy rápido y gesticulan mucho, su
tono de voz es alto y explican muchas cosas a la vez. Un negociador visual que
percibe la realidad a través de la vista, si observa que le prestamos atención
y además se le facilita feedback tendrá una imagen positiva de nosotros. Hay
que mirarle a la cara para ganarse su confianza y conseguir que se sienta
atendido y entendido. Sus palabras más utilizadas están relacionadas con lo
visual y se encuentran a gusto negociando cuando las utilizan también los
demás. Cuando negociemos con un visual y le hablemos en su mismo lenguaje es
recomendable utilizar verbos como mirar, ojea, reparar, percibir, presenciar, contemplar,
existir, asistir.
¿Cómo detectar un negociador auditivo?
Perciben la realidad a
través del oído, les gusta tratar tema por tema, una cosa por vez, son secuenciales y para ganarse su confianza
es recomendable pausas frecuentes. No son tan rápidos como los visuales ni tan
lentos como los kinestésicos. Tienden a dilatar la conversación y es
conveniente utilizar palabras que enfaticen la escucha. Cuando estén comunicándose
con nosotros debemos estimularles y perciban que se les escuche y atiende, “eso
es”, “aja” “mmmm” “entiendo” etc. Cuando en la negociación con un auditivo se
hable de un tema importante se recomienda utilizar palabras como “escuche” “oye”
y cuando se analice un tema de interés para nosotros conviene utilizar utilizar
palabras relacionadas con el campo semántico “atender”, “presta atención” “hacerse
cargo” “estar pendiente”. Suelen poner nerviosos a los visuales ya que en éstos
el pensamiento va más rápido.
¿Cómo detectar un negociador kinestésico?
Tienen una gran capacidad de concentración. Perciben el exterior a través
del tacto, gusto, olfato y son los que más contacto físico necesitan. Dan una
palmadita en la espalda para preguntarnos ¿como estas?. Son los que se van a
sentirse atendidos cuando se interesen por algunas de sus sensaciones. Sus verbalizaciones
son oraciones del tipo “me siento de tal manera”, “me huele mal éste proyecto”,
“tal cosa me puso la piel de gallina”. En el perfil kinestésico todo es a
través de sensaciones. Les gusta ir muy despacio en las negociaciones, mucho
más que los auditivos y tratan el tema con tal lentitud que ponen nerviosos a
los visuales. En el primer saludo con ellos son muy amistosos y habitualmente saludan
con una palmadita en la espalda o también cogen del brazo para hablar (agradecen
que el otro haga lo mismo). Se recomienda iniciar un diálogo utilizando
expresiones similares y demostrarles interés. Durante la negociación debemos
utilizar verbos que describan sensaciones como: pulsar, incumbir, pertenecer,
repartir, olfatear, indagar, probar, corresponder, satisfacer, desagradar,
disgustar.
En los talleres de técnicas de negociación los participantes están muy
interesados en conocer su canal perceptivo dominante, y aunque en cada persona
prevalece uno de los canales más que otro, hay que afrontar las negociaciones
desde postulados objetivos, el negociador por principios afronta la negociación
desde resultados objetivos, sabe adaptar su tendencia natural en función de las
características específicas de la negociación y se centra en los intereses
separando a las personas del problema.
El equilibrio psicológico y la autoafirmación son ingredientes positivos
para influir de manera positiva y directa en la relación con la otra parte.
En las fechas en que se publica este post estamos viviendo un momento
histórico donde muy posiblemente asistamos a la gran negociación, y las imágenes hablan por sí solas. Propongo al lector
ubicar a los protagonistas de esta foto en uno de los tres niveles: visual, auditivo
kinestésico.
¿Visual, Auditivo, Kinestésico? |
En la próxima publicación descubriremos claves de autocontrol
emocional para afrontar una negociación y técnicas para ampliar nuestros
conocimientos. Si en lugar de negociar desde el temor se aprende a negociar con eficacia nunca tendremos miedo a negociar.
“Los intereses son la materia prima de la negociación. Sobre su
intercambio se fundamenta el juego de la negociación”. Roger Fisher. Harvard Business School.
Comentarios
Publicar un comentario