La relación entre el profesional y sus clientes es algo más que una mera actuación técnica. Son verdaderas interacciones humanas que conllevan un gran contenido emocional. Y aunque la relación profesional-cliente lleva implícito un reparto de roles, no podemos evitar que el componente subjetivo aflore, y éste componente subjetivo del que forman parte nuestras emociones y sentimientos, es lo que hace que unos clientes caigan bien y otros despierten sensaciones negativas . Cuando se imparte este tema en los cursos sobre "Atención al Cliente”, lo primero que hacemos es preguntar a nuestros participantes (profesionales del comercio, vendedores, agentes comerciales etc), quién o quiénes son para ellos, "clientes difíciles". Normalmente surgen infinidad de calificativos: el hiperfrecuentador, el que pregunta mucho, el no cumplidor, el agresivo, el que se alarga mucho en las explicaciones, el que acude fuera de hora..., etc. Pero si dejamos algo más
El compromiso de transformación en un entorno cada vez más incierto, ambiguo y volátil nos está condicionando a crear y reinventar nuevas herramientas de desarrollo psicológico individuales y colectivas. "No es la especie más fuerte la que sobrevive, sino la que mejor se adapta" (Charles Darwin).