Se acepta a quienes lideran las organizaciones porque poseen las
competencias adecuadas para ejercer su trabajo,
entendiendo por competencias, las
aptitudes destrezas y conocimientos necesarios para cumplir con éxito las
actividades que componen una función laboral según los estándares que define el
sector productivo de referencia.
Sin embargo ante el desencanto ocasionado
por las consecuencias de muchas empresas acabadas, (la locomotora de esta
derrota han sido algunas entidades financieras) especialmente las que han
estado lideradas por sujetos a los que se les supone que son “competentes para
ello” y que las han llevado a la ruina.
En estas organizaciones cuyo origen han sido
las cajas de ahorro, los líderes que se apropiaron de la última planta acabaron
con la empresa, bloquearon el ascensor y con nuevos códigos de interpretación y la derrota de la palabra gestionaron de una manera excelente sus incompetencias.
En mi experiencia profesional he podido constatar que el manejo excelente de
las incompetencias es una práctica generalizada en las diferentes escalas y jerarquías,
también de muchos mandos intermedios co-responsables junto a esos líderes y que
como no puede ser de otra manera, se pueden también transferir a otros modelos
de negocio que no necesariamente deben ser los Bancos. Propongo al lector un
ejercicio de imaginación y piense en organizaciones públicas, privadas,
políticas, sindicales, institucionales o de otro ámbito donde este binomio
incompetencia/éxito es la base del líder que termina destruyendo todo lo que
toca, si lo deseas puedes añadirlo en los comentarios o twitearlo.
Es un líder que sólo se ocupa y se preocupa de nutrir su
frenesí de poder. Ante reivindicaciones evidentes de quienes le exigen que
cumpla los compromisos asumidos, no le importa perder procedimientos judiciales
donde además, aparte de pagar las costas, se le recomienda que en lo sucesivo se
abstenga de realizar dichas prácticas.
Durante mucho tiempo han existido indicadores
anticipatorios, síntomas de un mundo que se estaba hundiendo en su propia
mentira y al que constantemente se aplazaba sin cesar el golpe de gracia recurriendo
a discursos huecos acompañados de gesticulaciones y puestas en escena
sobredimensionadas, por no decir sobornos inmensos para reforzar la rama donde
estaban establecidos. Una rama que finalmente suele caerse encima de quien se
monta en ella y en su caída arrastra a toda la organización empresarial.
Mi propuesta de oportunidad ante el
desencanto, pasa por un modelo donde concurran no sólo la selección y gestión
por competencias, la gestión del talento y gestión del conocimiento, sino la
selección por valores.
Caso de una entrevista de selección a un candidato
para una empresa con un plan emocionalmente responsable que considera los
valores el activo fundamental de su generación de valor: “Personas con valores”
Entrevistador:…..Y
ahora dime….. ¿Cuales son tus valores?
Candidato: ¿Valores…..? ¿Qué es eso…..?
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