Habitualmente, he escuchado a lo largo de mi trayectoria profesional los siguientes comentarios cuando he propuesto a las personas que intervienen en cualquier operación financiera, que se informen o se “eduquen” con el objetivo de enriquecer su conocimiento sobre el sistema financiero, o al menos sobre los contenidos que afectan a su propia responsabilidad financiera personal: Estoy demasiado ocupado y no quiero que me molesten. No soy bueno con los números. Nunca entenderé como funciona un fondo de inversión. Hay mucho papeleo. Prefiero dejar las decisiones del dinero a profesionales. Mi esposo-a, es quien gestiona los asuntos financieros de la familia. Las reflexiones sobre cómo estamos preparados financieramente no ha sido un contenido que se enseñe en las escuelas, pero la evolución reciente de nuestro ecosistema social caracterizado por una complejidad progresiva de los mercados y las relaciones financieras empresa/client...
El compromiso de transformación en un entorno cada vez más incierto, ambiguo y volátil nos está condicionando a crear y reinventar nuevas herramientas de desarrollo psicológico individuales y colectivas. "No es la especie más fuerte la que sobrevive, sino la que mejor se adapta" (Charles Darwin).